
¡Hola a todos, en el último mensaje hablamos sobre Tomar acción: la clave del éxito, y hoy vamos a hablar sobre La verdadera prueba del carácter: poder y fe!
“Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder.”
— Abraham Lincoln
Las sabias palabras de Abraham Lincoln suenan más ciertas hoy que nunca. El poder puede corromper incluso a las personas más devotas, y nuestra fe se pone a prueba cuando nos encontramos en posiciones de influencia. Como cristianos, debemos recordar la importancia de la humildad y la constancia en nuestra fe, usando nuestro poder para servir y animar a los demás.
Una prueba de carácter
El poder es una verdadera prueba del carácter de una persona. Muchas personas pueden resistir la adversidad y mantenerse fieles a sus creencias, pero el poder puede sacar a relucir los lados más oscuros de la naturaleza humana. Cuando se les otorga autoridad, algunos pueden optar por explotar, manipular u oprimir a quienes los rodean.
“Pero él nos da más gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».”
— Santiago 4:6
Este versículo enfatiza la importancia de la humildad frente al poder. En lugar de permitir que nos corrompa, debemos permanecer humildes y recordar que nuestra fuerza proviene del Señor. Debemos utilizar nuestro poder para servir a los demás, como lo hizo Jesús, y para promover el reino de Dios en la Tierra.
Una mayordomía fiel
Como cristianos, estamos llamados a ser fieles administradores del poder y la influencia que se nos ha dado. Ya sea en nuestras carreras, relaciones o comunidades, nuestras acciones siempre deben reflejar nuestro amor por Dios y por nuestros semejantes.
En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), Jesús cuenta la historia de un amo que confía a sus siervos cantidades variables de recursos. Los siervos sabios invierten el dinero y lo duplican, mientras que el siervo necio lo entierra por miedo. Cuando el amo regresa, recompensa a los siervos diligentes y castiga al temeroso.
La lección aquí es que debemos ser responsables y proactivos con los dones que Dios nos ha dado. Debemos usar nuestro poder e influencia para tener un impacto positivo en el mundo y honrar a Dios a través de nuestras acciones. Recuerda que independientemente de quiénes seamos, por lo general siempre tenemos un nivel de influencia sobre los demás. Pueden ser nuestros amigos, familiares o compañeros de trabajo. En el mundo actual, cuando escuchamos la palabra influencia, tendemos a pensar en personas influyentes en las redes sociales con muchos seguidores. Esta lección se aplica a todos, incluso si tu influencia se limita a un pequeño círculo cercano o si eres un famoso influyente en las redes sociales. Lo que hacemos es lo importante, no el número de personas a las que afecta.
Un corazón de servicio
Para resistir la tentación que viene con el poder, debemos tener un corazón de servicio. Jesús ejemplificó esto a lo largo de su ministerio, a menudo poniendo las necesidades de los demás por encima de las suyas.
Cuando estamos en posiciones de poder, debemos seguir el ejemplo de Jesús, usando nuestra influencia para servir a los demás y hacer avanzar el reino de Dios. Al hacerlo, no solo fortaleceremos nuestro carácter, sino que también contribuiremos al mejoramiento del mundo.
Rendición de cuentas y oración
A medida que navegamos por los desafíos que trae el poder, es crucial permanecer responsable ante Dios y buscar su guía a través de la oración. Orar y reflexionar sobre la Palabra de Dios con regularidad nos ayudará a mantenernos firmes en nuestra fe y nos recordará nuestro verdadero propósito.
Al volvernos a Dios en oración, podemos encontrar la fuerza y la sabiduría para resistir la influencia corruptora del poder y utilizarla para el mejoramiento de Su reino.
¿Qué quiero que te lleves hoy?
En un mundo donde el poder puede ser atractivo y corruptor, es esencial que los cristianos recuerden la importancia de la humildad, la mayordomía fiel, un corazón de servicio y la oración. Con la guía de Dios, podemos usar nuestra influencia para tener un impacto positivo y mantenernos fieles a nuestros valores cristianos.
Este versículo nos recuerda que la verdadera fuerza y el carácter no se encuentran en la conquista o la acumulación de poder, sino en la capacidad de demostrar paciencia y dominio propio. Como cristianos, debemos esforzarnos por emular estas virtudes en nuestras vidas, empleando nuestro poder para el bien mayor y permaneciendo firmes en nuestra fe.
Si nos mantenemos firmes en la Palabra de Dios, mantenemos un corazón de servicio y buscamos su guía a través de la oración, podemos superar las tentaciones del poder y dejar un legado positivo y duradero para las generaciones venideras. Abracemos la prueba de carácter que trae el poder y demostrémonos como siervos fieles y humildes del Señor.
Como siempre, te animo a ser diferente y sobre todo anímate a regalarle una sonrisa a alguien, jamás sabes si esa sonrisa puede cambiarle el día de manera positiva. Sé luz y comparte con otros este mensaje y si te ha gustado, dale like para que tengamos más personas con sonrisas.
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